Estudio sobre las “puntas arponadas”

 

Como ya he mencionado en anteriores artículos, la adopción de Regimientos de Caballería Ligera procedentes del Este de Europa para los Reales Ejércitos del Rey Sol, aportan un nuevo estilo de armas hasta las horas no conocidas ni en Francia ni en ninguno de los Países de la Europa Occidental.
Algunos de estos soldados mercenarios, muestran modificaciones practicadas en las hojas de sus sables curvos, que generan falsas explicaciones producidas por la falta de conocimiento.

Arpón practicado en la punta de un sable de Húsar modelo 1786

Esta práctica que duraría hasta el final del Imperio de Napoleón I, es considerada como «una receta bárbara» ya que se atribuye a estas modificaciones una imagen salvaje al considerar que están hechas para incrementar el daño al enemigo con el fin de propinar un desgarro carnal añadido a la estocada.

Si estudiamos estas modificaciones, podemos llegar a una conclusión totalmente contraria ya que esta práctica el único que hace es restar eficacia, conllevando el riesgo de poder ser desarmado el soldado con más facilidad para su oponente, aportando el riesgo de que su arpón pudiera engancharse en algo lugar de su propio equipo o de su enemigo.

Según las explicaciones y estudios realizados por un «Viejo Húsar», el Coronel McCarthy, Conservador del Museo del Ejercito en Paris desde 1963 hasta 1982, hace alusión a esta práctica como un método de andar por casa con la única finalidad de dar comodidad al jinete para poder recoger algo pieza de uniformidad caída al suelo sin necesidad de desmontar de su caballo.

Detalle de la punta arponada del mismo sable

La verdad es que no se encuentran muchas hojas modificadas de esta manera. Durante mi trayectoria de más de cuarenta años como coleccionista debo decir que con todas las armas que han pasado por mis manos y por todos los Museos de todo el Mundo visitados he visto muy pocas.

Jean huésped, contempla dentro de su libro “Les sabres portés par l´Armée Française”, este tipo de modificación, calificándola como voluntaria y sobre todo presente en los sables de los Húsares y los Dragones. Dice que al retirar el sable de la herida después de la estocada este pequeño arpón añade al mal varios y profundos desgarros en la carne. Está convencido además de que estos caballeros no eran nada tiernos, apuntando también la posibilidad de utilizar el arpón para descabalgar al jinete de su montura al pegarle o  bien del caballo bien del jinete.

Mi opinión personal evidentemente dio la razón al Coronel McCarthy, personaje muy entendido y de gran credibilidad, pero también doy crédito al destrozo añadido que este «arpón» produce al herir en combate según el estudio del amigo Lhoste, persona con quien he tenido largas charlas, gran coleccionista, escritor y gran antes de armas blancas del Primer Imperio francés.

 

Francesc Pintado i Simó-Monné

Massèna International Society

 

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